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Se nos fue Don Marino Gómez-Santos, biógrafo del siglo XX español

Marino Gómez-Santos

Recibimos con profundo pesar la noticia del fallecimiento, a los 90 años de edad, de Don Marino Gómez-Santos (1930-2020), escritor y periodista ovetense, que donó a la URJC, en el año 2014, más de 70.000 documentos personales (libros, cartas, apuntes, artículos de prensa, películas, grabaciones sonoras, fotografías, diapositivas y separatas) que constituyen una suerte de memoria, muchas veces íntima, de la historia cultural, científica y social de la España del siglo XX, que son la razón de ser del Fondo Documental Marino Gómez-Santos, cuyo contenido acrecienta y enriquece el patrimonio de nuestra Universidad. 


Marino Gómez-Santos visita a Azorín en su casa de Madrid

No vamos a hacer aquí, en su memoria y homenaje, una suerte de biografía breve de Don Marino. Sería una impostura por nuestra parte, porque él fue maestro en el género biográfico y cualquier cosa que escribiéramos no estaría a la altura, aunque ya sugerimos, con la esperanza de que la idea fructifique, que futuros historiadores harían bien en remangarse e intentarlo, porque al hacerlo comprenderían mejor nuestro pasado siglo y, con ello, nos ayudarían a entender mejor el presente. 


Marino Gómez-Santos ayuda a Pío Baroja pasando a máquina los originales
del escritor

Hablaremos, por tanto, del hombre que conocimos, que era nuestro amigo y al que le guardamos un gran cariño que, sabemos, era correspondido. A fin de cuentas, eso es lo que hacía Don Marino siempre que le era posible: intentar conocer personalmente a quienes biografiaba o sobre los que escribía una crónica, un apunte o una semblanza, cuando aún el periodismo era literatura y la literatura se nutría del periodismo. 


Ernest Hemingway y Marino Gómez-Santos


Sobre la contextura de sus biografías queremos resaltar una idea: amplió tanto el género que precisó un nuevo nombre, como lo reclaman una isla desconocida, una ciudad de nueva planta o un recién nacido. Biografía en caliente, propuso Francisco Umbral, destacando Don Marino como uno de nuestros biógrafos más relevantes, comparable a Stephan Zweig por la profundidad, engañosamente sencilla, con la que revelaba el ambiente, el tema y la personalidad del biografiado. 


Marino Gómez-Santos con Pablo Neruda y Gabriel García Márquez


Don Marino quería a sus papeles. ¿Cómo no, si eran el reflejo, la base y el resultado de una vida de trabajo? En sus papeles está dibujada con precisión su trayectoria vital, sus preocupaciones intelectuales, su desarrollo profesional, sus pasiones y evolución, en fin, casi todo lo que unos papeles pueden mostrar y decir de una persona. Por eso le preocupaba que, tras donarlos a la Universidad, fueran bien tratados y, por lo mismo, cuando comprobó que así ocurría, se sintió aliviado y muy agradecido. Alguna vez nos comentó con amargura y enfado más que justificados que algunas donaciones que él conocía, realizadas a otras instituciones, habían sido calamitosas, acabando sus documentos en cajas apiladas en sótanos olvidados o, aún peor, mutiladas y expoliadas irremediablemente. 



Marino Gómez-Santos con Rafael Alberti, en la casa del poeta
en Roma

Pero no sólo amaba a sus papeles por lo que significaban para él. Don Marino, además, los conocía a fondo, porque eran sus materiales de trabajo, como la pintura lo es para el pintor o el microscopio para el científico. Nunca dejó de asombrarnos cuando nos pedía algún documento. Con qué precisión señalaba el número del archivador que lo contenía, cuál era su título, a quién o a qué se refería, además del número de páginas y hasta la fecha de publicación. Se veía a las claras que sus papeles estaban trabajados, que no eran piezas de circunstancia y que, bien observados, componen un gran mosaico de la vida cultural e intelectual de la España del siglo XX. 



Marino Gómez-Santos con el escritor Alberto Moravia, en su 
casa de Roma

Hay un tercer rasgo que queremos destacar de Don Marino: trabajó hasta el final de su vida, conservando una mente lúcida y poderosa. No dejó nunca de revisar y actualizar obras ya publicadas, de darle una vuelta más a un texto propio, afinando el dato o buscando una nueva perspectiva. Don Marino tenía necesidad de trabajar, que era necesidad de escribir, de expresarse, necesidad de vida, con un ritmo y un timbre en el texto que atrapan desde la primera frase. 


Marino Gómez-Santos con el doctor Teófilo Hernando


Se nos fue Don Marino, uno de los grandes biógrafos de la vida cultural, científica y social de la España del siglo XX, años que debemos conocer y entender, como el resto de nuestra historia, para afrontar un futuro mejor, ahora que la confusión y el malestar parecen dominarlo todo. Pero nos queda su legado, que custodiamos en la URJC, que seguirá vivo y accesible a las generaciones futuras, porque eso es lo que Don Marino quiso y porque esa es una de las misiones principales de la Universidad.



Cubierta del catálogo que la URJC dedicó en el año 2018 al legado de
Marino Gómez-Santos, ilustrado con el retrato de juventud
que le hizo el pintor Juan Antonio Morales 

Descanse en paz, Don Marino.


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