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La república de las artes y de la música


Primera página de la entrevista realizada por Marino Gómez-Santos
a Ernesto Halffter, publicada en Los Domingos de ABC
el 11 de agosto de 1968

En los años que van desde la crisis del 98 hasta la Segunda República, culminó en nuestro país una fecunda simbiosis entre las artes, las letras y las ciencias, que se inició, conviene consignarlo, en el último tercio del siglo XIX con figuras de la talla de Benito Pérez Galdós (1843-1920) y Francisco Giner de los Ríos (1839-1915), entre tantos otros.

En esta época de esplendor cultural que abarcó cinco generaciones de intelectuales (1868, 1883, 1898, 1914 y 1927) cada faceta y disciplina del pensamiento irradió sus audacias, rupturas y logros sobre las demás, dando como resultado la llamada Edad de Plata de la cultura española, término felizmente acuñado por José-Carlos Mainer.

Coincide la Edad de Plata, por tanto, con un período de conmociones y de cambios sociopolíticos que también afectaron al resto de Europa, confirmándose que las crisis existenciales, por dolorosas que sean, estimulan enormemente el avance del pensamiento y del saber. En estas décadas turbulentas, la cultura, en su sentido más amplio, se transformó superando antiguos horizontes a partir de tres nuevas formas de ver, interpretar y representar un mundo que se presentía gastado: el psicoanálisis, la nueva física (relativista y cuántica) y las vanguardias en las artes.

Del mismo modo que hubo una Generación del 27 de literatos, hubo otra de músicos muy notables formada, entre otros, por el Grupo de los Ocho, que se constituyó en Madrid en noviembre de 1930, teniendo como sede la Residencia de Estudiantes. El juvenil propósito de este grupo de músicos era renovar el lenguaje musical español y conectarlo con las corrientes musicales europeas. El grupo lo integraron Fernando Remacha (1898-1984), Juan José Mantecón (1896-1964), Salvador Bacarisse (1898-1963), Julián Bautista (1901-1961), Rosa García Ascot (1902-2002), Gustavo Pittaluga (1906-1975) y los hermanos Halffter, Rodolfo (1900-1987) y Ernesto (1905-1989).

Estos jóvenes compositores recibieron diferentes magisterios, destacando los de Conrado del Campo (1878-1953), Óscar Esplá (1886-1976) y, sobre todo, el de Manuel de Falla (1876-1946), maestros a los que se unieron Maurice Ravel (1875-1937), Enrique Granados (1867-1916) y el principal teórico del nacionalismo musical español, Felipe Pedrell (1841-1922). 

Para realizar su tarea de renovación de la música española, los compositores del Grupo de los Ocho tenían que ir más allá de sus maestros, pero integrando lo mejor de sus enseñanzas, asunto especialmente difícil en el caso de Manuel de Falla, por su cercanía y talla creativa gigantesca.

El Fondo Documental Marino Gómez-Santos contiene documentación de los dos hermanos Halffter, Rodolfo y Ernesto, iniciadores de una saga de músicos y compositores españoles que, con Cristóbal Halffter (1930), extiende su influencia sobre la segunda mitad del siglo XX, prolongándose en la actualidad con Pedro Halffter (1971), también compositor y director de orquesta, además de conferenciante y divulgador musical.

La relación entre los hermanos Halffter con otros creadores y artistas de su generación fue muy intensa, como corresponde a un tiempo en el que el compositor, el poeta, el pintor, el escultor, el filósofo, el cineasta o el científico eran, además de intelectuales, autoridades y referentes sociales.

Ernesto Halffter compuso la música para dos poemas de Rafael Alberti (1902-1999), La corza blanca y La niña que se va al mar, de Marinero en Tierra, obra en la que figura, además, un poema dedicado al compositor. 

A Ernesto Halffter también le dedicaron poemas sus queridos amigos Federico García Lorca (1898-1936), el titulado Cortaron tres árboles, y Gerardo Diego (1896-1987), la Balada amarilla para orquesta de cuerda. Tanto Lorca, con el que Ernesto Halffter colaboró en numerosos proyectos, como Gerardo Diego, tenían una formación musical muy notable: recordemos que Gerardo Diego era también músico y crítico musical y que Lorca componía e interpretaba al piano con garbo y estilo. 

Además, Salvador Dalí (1904-1989) ilustró dos obras musicales de Ernesto Halffter: la Marche Joyeuse, de 1922 y las Tres piezas infantiles: Sérenade, Valse y Petite Marche, de 1923.


Fotografía de Ernesto Halffter


De igual modo, fueron destacadas las colaboraciones de Rodolfo Halffter con los poetas Federico García Lorca, Rafael Alberti (sobre el que compuso las cinco canciones del ciclo Marinero en Tierra) y Gerardo Diego. También con el pintor Benjamín Palencia (1894-1980), con José Bergamín (1895-1983) (Rodolfo Halffter compuso un ballet, Don Lindo de Almería, sobre un libreto del escritor y ensayista) y con el director de cine Luis Buñuel (1900-1983). 

A su condición de compositor, Rodolfo Halffter unió su faceta temprana de redactor de mesa en el diario La Voz, periódico vespertino madrileño que complementaba a El Sol, en el que también participaron, entre otros, intelectuales de primer orden sobre los que el Fondo Documental Marino Gómez-Santos contiene referencias y documentación, como Ortega y Gasset (1883-1955), Tomás Borrás (1891-1976) y Ramón Pérez de Ayala (1880-1962).

Otro músico del Grupo de los Ocho que tiene relación indirecta con el Fondo Documental Marino Gómez-Santos es Gustavo Pittaluga (1906-1975), hijo del doctor Pittaluga (1876-1956), médico que fue maestro de Gregorio Marañon (1887-1960) y de Teófilo Hernando (1881-1976), personalidades éstas sobre las que el Fondo Documental contiene abundantes y valiosas referencias. Gustavo Pittaluga hijo, que además de compositor fue director de orquesta, colaboró con Federico García Lorca y trabó relación con Luis Buñuel.

Finalmente, para reseñar la importancia del Grupo de los Ocho, mencionemos que Ramón Gómez de la Serna (1888-1963) les dedicó un artículo elogioso en el diario El Sol.

Las trayectorias musicales de los Halffter ejemplifican la evolución de la música clásica del siglo XX y sus proyecciones creativas, que son tan antiguas como la historia de la música, que es una historia, ante todo, de la tensión que existe entre la creatividad y la deuda con la tradición, porque nunca en las artes se parte de cero y nunca en las artes está todo hecho y dicho.

La música en el siglo XX, al igual que el resto de las artes, experimentó profundos cambios estéticos y formales, con gran proliferación de estilos y escuelas. Este proceso de transformación de la música, que aún continúa, no fue una novedad. Ocurrió antes en numerosas ocasiones porque la música, como la vida, es movimiento atraído por dos polos: el del orden y el de la aventura, como diría Apollinaire, o el del realismo y la deshumanización, orteguianamente hablando. Así, por ejemplo, en los siglos XIV y XV, gracias a las aportaciones de la escuela franco-flamenca, la música medieval pasó del intrincado ars subtilior a un estilo orientado al goce individual sobre la base de armonías claras, formas sencillas y ritmos naturales. Toda una revolución estética que se sumaría a otras sucesivas (la tradición siempre nace de la renovación y viceversa) sin las cuales no habrían existido Bach, Mozart, Beethoven, Bartók, Schönberg o los hermanos Halffter.

Ernesto Halffter cultivó el neoclasicismo, siendo su mayor influencia la de Falla, maestro al que veneraba, a la que se sumaron las enseñanzas e inspiraciones de Maurice Ravel (1875-1937), Igor Stravinsky (1882-1971) y Claude Debussy (1862-1918). A estas influencias coetáneas se unía el estudio profundo de las obras de Domenico Scarlatti (1685-1757) y del Padre Antonio Soler (1792-1783), con sus referentes tardobarrocos y clasicistas respectivamente.

Ernesto Halffter, que fue becado por la Junta de Ampliación de Estudios, irrumpió jovencísimo, a los 22 años, en el panorama musical español con una obra excepcional, su Sinfonietta (1925), que fue premiada por unanimidad en el Concurso Nacional de Bellas Artes convocado por el Ministerio de Instrucción Pública para el curso 1924-25. Prueba de la calidad e importancia de esta obra, que se estrenó el 5 de abril de 1927 en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, es que sigue programándose en conciertos casi un siglo después.

El ideario musical de Ernesto Halffter fue fiel al consejo que recibió de su gran maestro, Manuel de Falla, que le señaló lo siguiente:

“No se deje cautivar por lo que otros hagan, no se aparte nunca y por razón alguna de la ley eterna de la tonalidad.”

Prueba de ello es que cuando Ernesto Halffter expuso su visión de la música en una entrevista que le realizó Marino Gómez-Santos, que fue publicada en Los Domingos de ABC el 11 de agosto de 1968, afirmó:

“Los principios de Schönberg han tenido consecuencias de gran importancia en la evolución de la música contemporánea (…) A veces, sin embargo, las cosas se han extremado hasta caer en nuevos academicismos o abuso de algunos elementos musicales con preterición de otros. Así, lo que podríamos llamar deificación del timbre o el efecto sonoro. Por bellos que resulten en ocasiones, no me parecen suficientes para lograr una construcción musical que suponga un real y total avance en la evolución de la música.”

Por otra parte, en cuanto al valor de la novedad, afirmaba en la misma entrevista que:

“Se abusa también de la adjetivación “actual”, de la que pretenden apropiarse, en exclusiva, tal o cual grupo o corriente. Grave error. Yo me considero tan actual como un postserialista, un electrónico o un aleatorio. Lo que ocurre es que me mantengo fiel a raíces del mundo tonal que, por descontado, pueden cuajar en frutos de gran diversidad y a cuyo servicio puedo poner muchas conquistas de hoy y de ayer, desde Webern a Monteverdi.”



Entrevista realizada por Marino Gómez-Santos a Ernesto Halffter
con motivo del estreno de su cantata Los gozos de nuestra señora,
ABC, 27 de agosto de 1970


Distinta fue la trayectoria musical de Rodolfo Halffter, más cercano a las nuevas corrientes del atonalismo y del dodecafonismo de Arnold Schönberg (1874-1951). Como su hermano Ernesto, comenzó inspirado por Manuel de Falla, intentando superar el romanticismo nacionalista por la vía de una vuelta al clasicismo según los modelos del Padre Antonio Soler y de Domenico Scarlatti, para adentrarse después, ya en su madurez, por los nuevos y difíciles caminos de la música atonal, retornando en cierto modo al final de su etapa compositiva a los principios de la tradición musical politonal española.




Al otear su trayectoria, Rodolfo Halffter afirmó ser un puente entre su generación y la de los músicos españoles más jóvenes adscritos al serialismo (que protagonizaron, junto con otras figuras internacionales, la Bienal de Música Contemporánea de 1964), entre los que destacaban Miguel Ángel Coria (1937-2016), Carmelo Alonso Bernaola (1929-2002), Juan Hidalgo (1927-2018), Luis de Pablo (1930) y su sobrino, Cristóbal Halffter (1930-), siendo éste último un músico de la talla de Pierre Boulez (1925-2016), Luciano Berio (1925-2003) o Karlheinz Stockhausen (1928-2007).


Cristóbal Halffter dirigiendo un ensayo


Entrevista realizada por Marino Gómez-Santos a Cristóbal Halffter con motivo
del estreno de su obra Anillos, publicada en ABC, el 8 de noviembre de 1969



Entrevista realizada por Marino Gómez-Santos a Cristóbal Halffter tras
su regreso del VII Festival de Royan (1970), publicada en
ABC, el 6 de abril de 1970


No se concibe la historia de la música clásica española del siglo XX sin los Halffter, que contribuyeron a renovar el panorama musical español y a situarlo en el escenario internacional, siguiendo el viejo mandato del maestro musical franco-flamenco Johanes Ciconia (1370-1412), que en su tratado titulado Nova Musica escribió una frase intemporal y muchas veces citada: “musica renovare cupimus… et inaudita imponere”, es decir, deseamos renovar la música y establecer lo que nunca antes ha sido escuchado. 

No podemos concluir estas líneas sin mencionar la esclarecedora tesis doctoral (merecedera del Premio Extraordinario de Doctorado) de Aurelio Viribay Salazar, que es un estupendo pianista, dirigida por el Profesor Capdepón Verdú y codirigida por el Profesor Blanco Gómez, titulada La canción de concierto en el Grupo de los Ocho de Madrid. Estudio histórico y estilístico, presentada en nuestra Universidad en el año 2011, de la que ponemos el enlace para acceder a su contenido, dado que forma parte de nuestro repositorio digital, animando a los lectores a consultarla. En ella se realiza un exhaustivo estudio de "... la producción integral de canciones para voz con acompañamiento de piano compuestas por los compositores pertenecientes al Grupo de los Ocho de Madrid", piezas que por su belleza merecerían ser interpretadas con más frecuencia.

https://eciencia.urjc.es/handle/10115/11387 



Tesis doctoral del pianista Aurelio Viribay Salazar, galardonada
con el Premio Extraordinario de Doctorado de la URJC







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