El 7 de noviembre de 2019, a los
80 años de edad, falleció Margarita Salas Falgueras, introductora de la
biología molecular en España y discípula de Severo Ochoa.
Margarita Salas estudió Ciencias Químicas en
una época en la que las mujeres, desgraciadamente, estudiaban muy poco, y aún menos disciplinas
científicas, porque no se les dejaba. Pertenecer a una familia ilustrada, liberal y con medios le ayudó mucho en su elección. Su
padre, sobrino de Claudio Sánchez Albornoz, era psiquiatra y su madre era
maestra. También resultó decisivo para su trayectoria intelectual que con 16 años de edad acudiera a
una conferencia dictada por Severo Ochoa, en la que quedó fascinada por los
asuntos que el científico trató.
Debido a su brillantez recibió el
apoyo de Severo Ochoa, que no estaba contaminado por el prejuicio del machismo,
al que le unía, además, un lejano parentesco. Ochoa facilitó que fuese Alberto Sols quien dirigiera su tesis doctoral. Una vez realizada con éxito, Ochoa aceptó que Margarita Salas participara, entre 1964 y 1967, en
investigaciones primordiales en su laboratorio de Nueva York. Al terminar su estancia postdoctoral, Margarita Salas regresó a España para traernos nada más y nada menos que una nueva ciencia: la biología molecular.
En su biografía de Severo Ochoa, Marino Gómez-Santos nos recuerda los tiempos de trabajo de Margarita Salas en el laboratorio del Departamento de Bioquímica de la Universidad de Nueva York:
“En esta época, y siguiendo la lógica del avance en las observaciones, Margarita Salas encuentra que cuando se utilizan ribosomas más purificados de lo habitual en los sistemas acelulares de síntesis de proteínas, estos pueden traducir los mensajeros sintéticos, pero no los naturales como el RNA de los virus MS2 o Qbeta. La búsqueda de cuáles serán los componentes de los ribosomas eliminados en la purificación, pero necesarios para la traducción de mensajeros naturales, conduce al descubrimiento de los factores de iniciación de la síntesis de proteínas. Estos factores son proteínas cuyo concurso se requiere para que el ribosoma inicie la traducción de los mensajeros naturales. Su estudio ocupará la mayor parte de la actividad científica de Ochoa durante muchos años.”
“En esta época, y siguiendo la lógica del avance en las observaciones, Margarita Salas encuentra que cuando se utilizan ribosomas más purificados de lo habitual en los sistemas acelulares de síntesis de proteínas, estos pueden traducir los mensajeros sintéticos, pero no los naturales como el RNA de los virus MS2 o Qbeta. La búsqueda de cuáles serán los componentes de los ribosomas eliminados en la purificación, pero necesarios para la traducción de mensajeros naturales, conduce al descubrimiento de los factores de iniciación de la síntesis de proteínas. Estos factores son proteínas cuyo concurso se requiere para que el ribosoma inicie la traducción de los mensajeros naturales. Su estudio ocupará la mayor parte de la actividad científica de Ochoa durante muchos años.”
Tras la experiencia
norteamericana, Margarita Salas asistió a la difícil y larga creación del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBM), que era para su maestro una necesidad histórica para España, puesto que el país debía conseguir una ciencia y una tecnología propias. En esos años, además, Margarita Salas decidió estudiar algo minúsculo y en apariencia
vulgar: un tipo de virus bacteriófago llamado phi29, relativamente simple por
tener sólo 20 genes, fácil de manipular e inocuo para el ser humano. Una especie de mosca
de la fruta muy a propósito para estudios de biología molecular.
Partió de una intuición sencilla, propia de la ciencia básica: quizás se descubra algo relevante sobre los mecanismos básicos de la vida si se desentraña la estructura molecular y genética de este virus tan simple. Y
así fue, como tantas veces ocurre en la ciencia, porque todo está interrelacionado: creemos que en cada parte del mundo reside la totalidad y viceversa.
Con esfuerzo y talento, Margarita
Salas y sus equipos de investigación han realizado grandes descubrimientos como la dirección de lectura
del código genético, los mecanismos de fabricación de proteínas y una
polimerasa, la ADN polimerasa del virus bacteriófago phi29, que ha reportado,
tras patentarla, más de seis millones de euros en regalías.
Esta ADN polimerasa tiene una propiedad excepcional: amplifica el ADN con una margen de error muy bajo. Quiere esto decir que con muy poco ADN pueden lograrse multitud de copias fieles al original que pueden ser estudiadas y analizadas a voluntad.
Esta ADN polimerasa tiene una propiedad excepcional: amplifica el ADN con una margen de error muy bajo. Quiere esto decir que con muy poco ADN pueden lograrse multitud de copias fieles al original que pueden ser estudiadas y analizadas a voluntad.
Los descubrimientos de Margarita
Salas, en su aplicación, contribuyen a un avance de la medicina que ya está revolucionando las terapias: el análisis genético individualizado a partir de cantidades mínimas de ADN, para lograr tratamientos
médicos a medida, lo que salvará muchas vidas y pondrá remedio a
enfermedades raras que ahora son incurables.
La lista de los premios y honores recibidos por Margarita Salas es abundantísima, abarcando las ciencias
y las letras, porque la cultura es, en el sentido más elevado, el resultado de la
suma de ambas. Basta con consignar una distinción aquí: fue nombrada doctora
Honoris Causa por la URJC en el año 2008.
El ejemplo vital e intelectual de
Margarita Salas corrobora verdades que son cuestionadas en estos tiempos de
miradas miopes que nos llevan a tiempos que creíamos felizmente superados.
La investigación básica es
fundamental para que exista innovación, esto es, aplicación concreta de los
descubrimientos.
La investigación básica genera
conocimiento verdadero y éste, aplicado rectamente, produce la mejora de la
sociedad, medible en bienestar, riqueza, igualdad y sabiduría. De aquí se deduce que la
sociedad que daña la investigación básica se daña a sí misa en lo más profundo y con efecto perdurable, puesto que el avance del conocimiento es cada vez
más intenso y veloz.
La investigación básica exige
libertad de elección del investigador para determinar el problema a investigar. Pero no sólo. Necesita también sostén
financiero, talento, esfuerzo, colaboración, estima social y, muy especialmente,
un magisterio y una mirada a muy largo plazo. En definitiva, todo un plan para un país.
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